Canción de amor

“Rebosa mi corazón palabra buena; Dirijo al rey mi canto; Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero. Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios; Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.” -Salmo 45:1-2

Hace unas semanas celebramos el nacimiento del “Más hermoso de los hijos de los hombres”, Cristo, y sin duda, lo que más anhela nuestro corazón es su regreso.

¿Quién es Cristo para ti?

Dar una respuesta resulta insuficiente en palabras cuando entendemos quién es Él, pues no podemos encontrar términos que expresen completamente lo que hay en nuestro corazón y espíritu por Cristo reverente.

Él es amor, misericordioso, fiel, justo, soberano, majestuoso, omnipresente, fuerte, bueno, principio y fin, todopoderoso, grande, eterno, y mucho más. La lista es interminable.

Celebramos su amor y exaltamos “Su Nombre que es sobre todo nombre”. ¡Qué paz saber que todo está bajo su control y poder! Me impacta que, sin necesitarnos y sin que tuviéramos nada bueno que ofrecerle, Él haya querido tener una relación con nosotros. Estábamos acabados y perdidos, pero Su perfecto y buen amor nos rescató de nosotros mismos, de nuestra maldad, del pecado.

Dios tuvo que enviar lo más hermoso que tenía para librarnos de esa maldad y de la muerte. Hizo un camino perfecto al enviar a su Hijo en nuestro lugar. Y no solo nos salvó, sino que también nos adoptó. Ahora somos suyos. ¡Qué verdad tan impresionante!

Isaías 53:2 nos dice que el Mesías no destacó por su apariencia física o belleza. Cumplido en Jesucristo, podemos decir que nunca hubo un ser humano más hermoso que Jesús de Nazaret.

Algunos interpretan el Salmo 45 como una visión profética de la unión entre Cristo y su iglesia. Ven al Rey como una figura que representa a Jesucristo y a la esposa como la iglesia. En este sentido, el Salmo 45 adquiere un significado aún más profundo: refleja el amor de Dios por su pueblo y el amor de Cristo por la iglesia. Este salmo nos recuerda que somos amados y elegidos por Dios, y nos invita a vivir una vida de sumisión y reverencia hacia nuestro Señor.

Él volverá, y a su regreso, deseo que nos encuentre haciendo Su voluntad, postrados en adoración, en alabanza, y con nuestras lámparas encendidas y rebosando de aceite. Que a una sola voz podamos exclamar:

“Eres el más hermoso de los hijos de los hombres.” -Salmo 45:2a

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